Juan 15:10-15

“Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. Éste es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer”.

            Cristo nos llama a permanecer en Su amor, pero este permanecer trae implícita la palabra obediencia. La obediencia puede ser ilustrada como pequeñas piedrecitas en nuestro camino. Hace que nos detengamos en nuestra vida y nos tomemos un momento para considerar lo que nuestro Señor nos pide. Tenemos que detenernos en nuestro caminar, reflexionar si estamos obedeciendo o no.
Muchas veces pensamos que la desobediencia no tiene consecuencias, pero sí las tiene, afecta directamente nuestra relación con Dios. La vida abundante que Él nos prometió, tiene mucho que ver con la forma en que le demostramos nuestro amor a Cristo a través de nuestra obediencia.
Debemos preguntarnos porqué no le obedecemos al Señor, si Él nos ha amado tanto, si nos creó y por lo tanto nos conoce tan bien. ¿Por qué no queremos entregar nuestra vida a Dios?

Santiago 4:7-8

“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones”.

            No nos sometemos a Dios por nuestra propia falta de confianza. Muchas veces las personas queremos tener una seguridad absoluta de las cosas, parece ser parte de nuestra naturaleza humana. Nuestra naturaleza corrupta nos hace dudar, antes que tener una confianza absoluta en Dios. Para alcanzar esa confianza, debemos cultivar nuestra intimidad con Dios.
Cuando no vemos con claridad lo que nos pide Dios y optamos por un camino alternativo, siguiendo nuestro propio juicio, todo se puede transformar en un desastre. Un ejemplo de esto es lo que acontece actualmente en nuestro país con los incendios forestales. Lamentablemente un turista extranjero, habiendo leído un cartel que señalaba claramente que no podía quemar su basura, optó por la otra alternativa (claramente equivocada), y siguiendo su propio juicio, provocó un incendió de enorme magnitud que consumió miles de hectáreas de bosques nacionales. Nosotros solemos actuar de esta manera, aunque las consecuencias de nuestra desobediencia no tengan alcances a nivel nacional.



            La obediencia también implica testificar acerca de quiénes somos y de Dios.

Mateo 26:58

“Mas Pedro le seguía de lejos hasta el patio del sumo sacerdote; y entrando, se sentó con los alguaciles, para ver el fin”.

            ¿Por qué Pedro no pudo testificar con el valor que se requería?
Su obediencia fue puesta a prueba, y su falta de confianza fue demostrada en su accionar.

            El Señor quiere ver cuánto le amamos y que alcancemos la madurez. ¿Cuándo somos realmente maduros?

Santiago 3:1-2

“Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación. Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo”.

            De nuestra boca debe salir palabra de Dios. Si somos capaces de controlarnos y con nuestro hablar demostrar nuestro amor a los demás, estamos demostrando nuestro amor a Dios. Por tanto, la obediencia es despojarse del lastre y avanzar a la madurez que Dios espera. Es algo que se trabaja día a día, algo a lo que se le da forma. Nosotros tenemos que acercarnos con confianza a Dios para que Él nos de forma. Por tanto, hermanos, oremos los unos por los otros para permanecer en obediencia a nuestro Señor. De esta forma nos estaremos amando los unos a los otros y a Él por sobre todas las cosas.

Rvdo. Alejandro Lara

Apuntes: Claudia Guiñez

Categories: