Juan 4: 31-34
“Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí,
come. Él les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no
sabéis. Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído
alguien de comer? Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del
que me envió, y que acabe su obra”.
El contexto de estos versículos nos muestra que Jesús y
sus discípulos tuvieron un largo camino que recorrer, en el que ya
cansados, les surgieron necesidades de comida y bebida. Es en este
contexto donde los discípulos, sabiendo lo largo que había sido el viaje
y habiendo ido a buscar provisiones, le dicen a Jesús “Rabí, come”
porque sabían que no había comido ni bebido nada. Pero Jesús les
responde que su alimento es otro, uno que no es terrenal. De esta forma,
da cuenta que su deleite y su satisfacción no están en el mundo.
¿Qué significa para nosotros el deleite, el placer, la satisfacción?
Deleite significa placer, lo que satisface nuestras necesidades
básicas y llena nuestras vidas. Para algunos el deleite significa tener
grandes lujos, para otros es el dinero y el estatus político-económico;
también pueden ser para algunos las redes sociales, la comida, o el sexo
como plenitud de vida; el alcohol y las drogas porque nos hacen sentir
mejor o mostrar una personalidad socialmente deseable; para otros pueden
ser las relaciones familiares o con amigos; y para muchos otros el
trabajo.
Los seres humanos llevamos una vida de deleite y lo buscamos a diario
en las cosas terrenales. Sin embargo, lo que la Palabra de Dios nos
dice respecto a esto es:
1. El deleite es espiritual.
Jesús, al responderle a sus discípulos, les dice que su
gozo, su placer, no tiene que ver con algo terrenal. Nos llama a poner
los ojos en las cosas de arriba. Jesús nos enseña que su deleite es
fuera de serie, no se centra en lo terrenal, pues esto es muy fugaz.
2. El deleite se encuentra en la obediencia.
Hacer la voluntad del Padre. El placer y
deleite de Cristo es algo que debemos aprender. Nuestro deleite tiene
que ser en Dios, con Dios, por Dios y para Dios. Tiene que ser obedecer a
Dios en lo que Él nos manda hacer.
¿Es así como nos estamos deleitando?
Salir a cosechar es un deleite, no un sacrificio. Fuimos creados para
deleitarnos en Cristo, haciendo la voluntad de Dios. Hacer la voluntad
de Dios y completar Su obra. Cristo aún en el sufrimiento y en la agonía
de la muerte se deleitó, porque estaba cumpliendo la voluntad de Dios.
¿Por qué necesitamos misioneros?
Porque nosotros no nos estamos deleitando en hacer la voluntad y cumplir la voluntad de Dios. Por tanto,
3. El deleite conlleva completar la obra de Dios.
Este es un deleite constante, que no
acaba. Nuestro deleite como cristianos debe ser que otros conozcan a
Cristo a través de nosotros.
Juan 4:35
“¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que
llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los
campos, porque ya están blancos para la siega”.
Cristo es el Señor de nuestra vida, por tanto, tiene que
ser nuestro deleite. No hay nada mejor que el Señor Jesucristo. Por eso
hermanos, que nuestro deleite sea siempre glorificarlo.
Rvdo. Alejandro Lara
Apuntes: Claudia Guiñez
Categories:
Mensajes