3: ¡Manos a la obra! Pasos para re-construir nuestra historia
Nehemías 3
“Entonces les declaré cómo la mano
de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que el rey
me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron
sus manos para bien”. (Neh. 2:18)… 3.1 Entonces se levantó el sumo
sacerdote Eliasib con sus hermanos los sacerdotes, y edificaron la
puerta de las Ovejas. Ellos arreglaron y levantaron sus puertas hasta la
torre de Hamea, y edificaron hasta la torre de Hananeel… 3.31 Después
de él restauró Malquías hijo del platero, hasta la casa de los
sirvientes del templo y de los comerciantes, enfrente de la puerta del
Juicio, y hasta la sala de la esquina. 3.32 Y entre la sala de la
esquina y la puerta de las Ovejas, restauraron los plateros y los
comerciantes.”
El Señor nos permite levantarnos para re-construir
nuestra historia personal y también la de Maranata, y además nos enseña
cómo hacerlo, siguiendo 3 pasos:
1) Tener disposición para re-construir. (2.18)
La disposición para re-construir no es humana, la coloca
Dios en el corazón de los hombres. Y así como el pueblo de Israel se
encontraba postrado en la tristeza sin que un ser humano los pudiera
levantar, el único que puede levantarnos y re-construir los muros de
nuestra vida es Cristo. Es Él quien re-construyó los muros de Israel
¡Entonces levantémonos! El pueblo de Dios puede hacerlo a través de
Cristo. Todos tenemos que levantarnos de nuestras caídas de la vida
diaria. Somos piedras vivas, por lo tanto, debemos ser capaces de
re-construirnos, puesto que Dios está con nosotros y nos ha dado los
dones necesarios para hacerlo. Pero debemos dejar de estar ensimismados y
edificar todos juntos.
2) Ser capaces de trabajar todos y con todos. (3. 31)
Los que primero deben levantarse, y
levantar al resto, son los encargados de la vida espiritual del pueblo:
los sacerdotes, tal como nos enseña el libro de Nehemías (Neh. 3:1). En
nuestro caso, esta labor la deben cumplir los oficiales de nuestra
Iglesia, quienes son los encargados de edificar y levantar la Iglesia.
Hubo mucha gente involucrada en la re-construcción del
Israel. Todos ellos participando como mano de obra, dejando de lado sus
propios oficios, y motivados por un mismo objetivo: Re-construir su
identidad y su historia. De esta forma, la Palabra nos dice que TODOS
somos parte de la re-construcción del muro. Todos y cada uno de nosotros
tenemos un lugar en la re-construcción. Todos deben ser amados y
considerados.
3) Re-construir a la manera de Dios. (3.32)
El texto nos habla de la construcción de muchas puertas,
cada una con una función, las cuales se fueron construyendo por etapas
en las que todos participaban, y esta tarea no les llevó más de dos
meses.
Debemos comprender que la re-construcción es en el tiempo
y a la manera de Dios, y no a partir de nuestros parámetros, como
muchas veces pensamos. Todos juntos, en las etapas, el tiempo y a la
manera que Dios quiere, por su soberana voluntad. Así es como debemos
estar dispuestos a trabajar.
Rev. Alejandro Lara Núñez
Apuntes: Claudia Guiñez
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