Noticias que conmueven y su forma de enfrentarlas


 Nehemías 1

      Hay noticias que nos perturban y nos hacen decaer. Noticias que sacuden nuestro mundo y nos provocan el deseo de replegarnos en nosotros mismos, en nuestro dolor.
      También podemos recibir este tipo de noticias dentro de nuestra congregación y ver amenazadas la motivación y unión fraterna de sus miembros si no sabemos de qué manera afrontarlas.
      En el libro de Nehemías, específicamente en el capítulo 1, vemos a un gran lider que se entera de las penas que su pueblo está sufriendo a causa del pecado. Por su pecado, Jerusalén y sus habitantes habían caído en la cautividad babilónica. La ciudad fue en gran parte destruida, y los habitantes que quedaron de la cautividad, se encontraban en muy malas condiciones. Nehemías al enterarse de todo esto, sufre por su pueblo: “Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos”. (Neh. 1:4).
      Dios nos enseña a través de Nehemías a recibir este tipo de noticias que nos estremecen. Nehemías se detuvo, no continuó con su vida sin reflexionar antes. Se sentó y lloró. Se tomó el tiempo necesario para sufrir, pero también para oír todo lo que implicaba dicha noticia, el mensaje de Dios contenida en ella.

¿Cómo debemos nosotros recibir una noticia que nos conmueve?

            En primer lugar debemos saber oír, sentarnos y llorar. Es decir, cambiar nuestra actitud. Dejar por un momento lo que sea que estemos haciendo y recibir la noticia y su mensaje con todo nuestro ser. Por otra parte, Nehemías hizo duelo, sufrió por las pérdidas vividas por su pueblo. También ayunó y oró. Se consagró y se entregó a Dios Padre con súplica, humillado ante Él, ayunando para estar en mayor comunión con Él. Y el modelo de oración que debemos seguir, según lo que se desprende del texto de Nehemías es mediante alabanzas y confesión de pecados, es decir, reconociendo a Dios como soberano, todopoderoso, fiel, misericordioso y oidor; y al hombre como corrupto, desobediente y poco comprometido (Neh. 1:5-7). Pero finaliza su oración recordando todas las promesas divinas que siempre redundan para bien. Esto último nos enseña especialmente a orar y clamar con fe en el gran amor, misericordia y justicia con la que Dios obra en nuestras vidas, reconociendo en toda noticia y acontecer de nuestras vidas, por triste o catastrófica que nos parezca en un principio, como un evento que no escapa de la total soberanía de Dios, y que lleva consigo un mensaje y una enseñanza para nuestras vidas, y el consuelo en su eterna promesa, de recogernos y levantarnos, por muye dispersos que nos encontremos, porque somos su pueblo amado (Neh. 1:8-9).


Toda noticia que conmueve nuestra alma, tiene un propósito, glorificar a Dios

Rev. Alejandro Lara Núñez

Apuntes: Claudia Guiñez.

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