La palabra de Dios, toda una experiencia.
Nehemías 8: Escuchando la Palabra, entendiéndola y emocionándonos con ella
A lo largo del libro de Nehemías, hemos aprendido a dejar todo
lo que nos ocurre en manos de Dios, escuchando en todo momento lo que le
dice a nuestro corazón.
Entonces puso Dios en mi corazón que reuniese a los
nobles y oficiales y al pueblo, para que fuesen empadronados según sus
genealogías. (Neh. 7:5).
En el capítulo 7 del libro de Nehemías, vemos como este
líder designa dirigentes, puesto que luego de terminada una primera
etapa, reconoce que necesita ayuda y que no puede continuar solo. Por lo
tanto, luego de terminado el muro, comienza a reunir gente para
designarles distintas tareas.
Es una tendencia en los líderes querer hacer todo y
preocuparse por todo, sin descansar en otros que puedan ayudarlos.
Muchas veces no son capaces de delegar funciones y sin quererlo les
restan a otros la oportunidad de participar. Sin embargo, Nehemías como
líder, nos da el ejemplo contrario. Llama a oficiales y jefes de familia
para hacerse cargo de la siguiente etapa. Con esto les da a entender
que todos sirven para la obra.
La siguiente etapa era para la re-construcción de la
identidad del pueblo. Pero para lograr identificarnos con algo, por
ejemplo, con nuestra Iglesia, necesitamos del amor de Dios.
Terminada la construcción del muro, se designaron algunos líderes, y
el Señor tocó el corazón de esas personas, para que se desprendieran aún
más de sí mismos, no sólo en lo financiero, sino también en cuanto a su
disposición.
Es así como el pueblo de Israel se junta, como un cuerpo,
como la Iglesia, tocados por el amor de Dios y sin seguir la tendencia
humana de apartarse unos de otros, para escuchar la Palabra de Dios.
(Neh. 8:1).
1. La Palabra de Dios: Toda una experiencia para ser escuchada atentamente.
El pueblo unido llamó a Esdras para escuchar de Dios,
reconociendo que todo lo que estaban viviendo era por Su bendición.
Esdras trajo la ley de Moisés, tanto a hombres como a mujeres, que se
juntaron a oír la Palabra. Se reunió en la plaza a todos los que podían
entender y Esdras abrió el libro delante del pueblo, y el pueblo
escuchaba atento y asombrado, porque no tenían la escritura y no la
conocían, e inclinados en tierra, adoraron al Señor.
2. La Palabra de Dios: Toda una experiencia para ser entendida correctamente.
Nehemías colocó estratégicamente y en lugares específicos
a algunos levitas, para a explicar al pueblo lo que estaba escuchando.
(Neh. 8:7). Esto nos recuerda que necesitamos a personas que nos ayuden a
darle el sentido adecuando a nuestra lectura de la Palabra (Neh. 8:9),
para así evitar malos entendidos e interpretaciones erradas.
3. La Palabra de Dios: Toda una experiencia para emocionarse de verdad.
La Palabra de Dios mueve nuestras emociones, es una
experiencia emocionante (Neh. 8:9). Sin embargo, actualmente ya no
lloramos por la muerte de nuestro Señor Jesucristo, ni nos emocionamos
por lo mucho que hizo y sigue haciendo por nosotros. Aprendamos del
pueblo que se emocionó al darse cuenta de lo pecadores que eran y se les
constriñó el corazón. Estemos contentos y alegres porque tenemos la
Palabra de Dios, que nos alimenta constantemente, provocándonos gozo y
alegría, porque el Señor es nuestra fuerza. Y aprendamos de los levitas
que en el texto de Nehemías nos enseñan a gozarnos del Señor y a volver a
las buenas prácticas compartiendo este gozo con otros. (Neh. 8:10-11).
Rev. Alejandro Lara Núñez
Apuntes: Claudia Guiñez
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