Una promesa necesaria
 
Nehemías 10: Obediencia, Unidad y Consagración

      ¿Cuánto de nuestras vidas la hemos vivido prometiéndole cosas al Señor? El problema no está en prometer, sino en que olvidamos rápidamente nuestras promesas. Las tenemos a flor de labios, pero pocas veces las cumplimos. A continuación, tres puntos importantes que debemos recordar cuando nos comprometemos con el Señor.

1. La obediencia

a)    Cumplir lo prometido (Neh. 9:38).
En el libro de Nehemías vemos a un pueblo que recuerda su pasado y todo lo que el Señor hizo por ellos y cómo su presencia se hizo visible para ellos, siempre acompañándolos.
Dios los proveyó en todo, pero su respuesta no fue buena y su desobediencia incluso los llevó al exilio, teniendo que trascurrir un período de aproximadamente 100 años para que pudieran volver. Hoy en día debemos cumplir lo que prometemos, pero para ellos debemos firmar un papel, ya que a las palabras se las lleva el viento. Este pueblo nos da su ejemplo.

b)    Decisión de cumplir.
Esta debe ser una decisión intrínsecamente personal. Debemos tomar una decisión, cada uno en lo individual, de cumplir lo prometido. El pueblo de Nehemías, por ejemplo, se comprometió a cosas que no son fáciles, involucrando incluso a sus familias (Neh. 10:26-30), pero racionalmente y con entendimiento.

c)     Obedecer a Dios antes que a los hombres.
Este es un imperativo de nuestro Señor, puesto que El es el único justo y sabio, que sabe lo que es mejor para nosotros. No comparte con nosotros la corrupción que nos lleva a tomar malas decisiones que no lo glorifican.


2. La unidad

La unidad es necesaria para el cumplimiento de una promesa. En el libro de Nehemías aprendemos que el pueblo se une con el propósito de fortalecerse en el compromiso que habían adquirido. Cuando hay unidad, todo se puede realizar, de otra forma las cosas se complican. Tiene que ver con compartir un objetivo y luchar juntos por él, yendo todos en una misma dirección para no obstruir el trabajo de los otros.

En este sentido, la unidad es necesaria para:

a) Fortalecer
b) Adquirir un compromiso
c) Alcanzar objetivos

El pueblo se comprometió con grandes objetivos y salió adelante en la unidad, para fortalecerse contra el enemigo.

3. La consagración

Consiste en apartarse del mundo para reservarse para el Señor, ponernos en sus manos. Sin embargo, esta consagración, debe tener tres elementos fundamentales:

a)    Entendimiento. 
Es importante que entendamos el compromiso que hacemos, y no hacer promesas sólo por la emoción del momento.

b)    Establecer prioridades.
Nuestra prioridad como hijos de Dios, es Él mismo, Él puesto en primer lugar, el trabajo para su obra y su gloria, y todo lo demás se ordena automáticamente hacia abajo.

c)     Examinar nuestra vida.
La obra del Señor requiere algo de cada uno de nosotros. El pueblo de Nehemías se examinó, en primer lugar recordando su pasado, las bendiciones de Dios, sus faltas y el castigo por ellas. De esta forma pudieron empezar a crecer, y así mismo debemos hacerlo nosotros, con fundamentos bíblicos, porque de otra forma vamos de la mano con el mundo.

Que el Señor nos ayude a comprometernos.

Pbro. Ana M. Rojas


Apuntes: Claudia Guiñez

Una confesión necesaria
 
Nehemías 9.

            La desobediencia es una característica típica de nosotros. No somos fieles a Dios y si no nos toma de la mano difícilmente lo vamos a seguir.

En Nehemías 9:3 Leyeron la Ley de Jehová y confesaron.

            Una vez en la Universidad de Kansas, un grupo de personas oraron e hicieron vigilias para quebrantar los corazones de estudiantes (de Filosofía, Historia, etc…). La vigilia estuvo dispuesta para que durar una noche, y finalmente tuvo una duración de 7 días. Sucedido esto, los resultados fueron notorios y se manifestaron en un quebrantamiento sincero de numerosos estudiantes.

Revisar: 2 Crónicas 7:14

            Es muy común ver a los niños cuando son chiquititos que cuando quieren cruzar la calle, tiran y tiran y aún cuando son pequeños uno siente el tirón. Nosotros hacemos lo mismo, y Dios nos sujeta firme como un Padre.
            De esta forma, muchas veces pensamos que cuando Dios nos pone en orden vamos a tener paz inmediatamente, pero Dios nos confronta con lo que quiere ordenar en nuestras vidas “Antes de la caída viene la altivez”.

Revisar: Nehemías 9:5
            Los Humanos creemos que Dios puede perdonar nuestros pecados, pero muchas veces olvidamos lo que puede hacer con nosotros a futuro. No es agradable ver cómo estaba nuestra vida, tendemos a creer que “de la muerte hay seguridad y no de la salvación. Lo que es mentira. Jesucristo dice: Misericordia quiero, porque Él es misericordia.
La traducción de misericordia alude a “darse cuenta del dolor y descargarlo de esto”. El Señor es Dios, no un psicólogo, él puede con este peso.

            A menudo nos cuesta ver los tesoros que Dios pone en nuestros corazones. Lo primero que tenemos que hacer al acercarnos es reconocer y dejarnos moldear como la greda.
Cuando nos equivocamos sabemos que Dios sabe que nos equivocamos, como un niño al hacer alguna maldad, sabe lo que ha hecho y se esconde.

            Dios reconstruirá a su pueblo a través de quienes creen en él. A través de la desobediencia vienen las condolencias. Dios muestra tan sutilmente cómo nos acompaña. Como cuando pasaron por el desierto y sus zapatos ni su ropa no se gastaron. Y aún así de todo lo que Dios nos da en un segundo pasamos a hacer abominaciones. No sé qué piensan ustedes, pero creo que es mejor que el Espíritu Santo con su misericordia  nos convenza o que al pecar nos exhorte un cristiano, antes que lo haga un no creyente, porque esa sensación es aún más dolorosa.
            Es cansador confesarse, pero al hacerlo uno reconoce cómo es Él, pues desde que Cristo nos compró con su sangre, somos templos del Espíritu Santo. Es mejor confesar a Dios en qué estamos complicados antes que venga el quebrantamiento. Somos ciudadanos de otro lugar y en este mundo tendremos aflicciones, Dios no miente, y en estas aflicciones Él nos ayuda.
            No sacamos nada con tener una ciudad nueva si quienes habitamos no somos dignos de ella. Y así como el pueblo confesó sus pecados, necesitamos confesar los pecados que aún faltan por confesar, tal como en Nehemías confesaron todos sus pecados, incluso aquellos pecados que cometieron sus padres y antepasados.

Pbro. Juan Carlos Lorca


Apuntes: Rayen Gajardo

La palabra de Dios, toda una experiencia.
 
Nehemías 8: Escuchando la Palabra, entendiéndola y emocionándonos con ella


      A lo largo del libro de Nehemías, hemos aprendido a dejar todo lo que nos ocurre en manos de Dios, escuchando en todo momento lo que le dice a nuestro corazón.

            Entonces puso Dios en mi corazón que reuniese a los nobles y oficiales y al pueblo, para que fuesen empadronados según sus genealogías. (Neh. 7:5).

            En el capítulo 7 del libro de Nehemías, vemos como este líder designa dirigentes, puesto que luego de terminada una primera etapa, reconoce que necesita ayuda y que no puede continuar solo. Por lo tanto, luego de terminado el muro, comienza a reunir gente para designarles distintas tareas.

            Es una tendencia en los líderes querer hacer todo y preocuparse por todo, sin descansar en otros que puedan ayudarlos. Muchas veces no son capaces de delegar funciones y sin quererlo les restan a otros la oportunidad de participar. Sin embargo, Nehemías como líder, nos da el ejemplo contrario. Llama a oficiales y jefes de familia para hacerse cargo de la siguiente etapa. Con esto les da a entender que todos sirven para la obra.

            La siguiente etapa era para la re-construcción de la identidad del pueblo. Pero para lograr identificarnos con algo, por ejemplo, con nuestra Iglesia, necesitamos del amor de Dios.
Terminada la construcción del muro, se designaron algunos líderes, y el Señor tocó el corazón de esas personas, para que se desprendieran aún más de sí mismos, no sólo en lo financiero, sino también en cuanto a su disposición.

            Es así como el pueblo de Israel se junta, como un cuerpo, como la Iglesia, tocados por el amor de Dios y sin seguir la tendencia humana de apartarse unos de otros, para escuchar la Palabra de Dios. (Neh. 8:1).

1. La Palabra de Dios: Toda una experiencia para ser escuchada atentamente.

            El pueblo unido llamó a Esdras para escuchar de Dios, reconociendo que todo lo que estaban viviendo era por Su bendición. Esdras trajo la ley de Moisés, tanto a hombres como a mujeres, que se juntaron a oír la Palabra. Se reunió en la plaza a todos los que podían entender y Esdras abrió el libro delante del pueblo, y el pueblo escuchaba atento y asombrado, porque no tenían la escritura y no la conocían, e inclinados en tierra, adoraron al Señor.

2. La Palabra de Dios: Toda una experiencia para ser entendida correctamente.

            Nehemías colocó estratégicamente y en lugares específicos a algunos levitas, para a explicar al pueblo lo que estaba escuchando. (Neh. 8:7). Esto nos recuerda que necesitamos a personas que nos ayuden a darle el sentido adecuando a nuestra lectura de la Palabra (Neh. 8:9), para así evitar malos entendidos e interpretaciones erradas.

3. La Palabra de Dios: Toda una experiencia para emocionarse de verdad.

            La Palabra de Dios mueve nuestras emociones, es una experiencia emocionante (Neh. 8:9). Sin embargo, actualmente ya no lloramos por la muerte de nuestro Señor Jesucristo, ni nos emocionamos por lo mucho que hizo y sigue haciendo por nosotros. Aprendamos del pueblo que se emocionó al darse cuenta de lo pecadores que eran y se les constriñó el corazón. Estemos contentos y alegres porque tenemos la Palabra de Dios, que nos alimenta constantemente, provocándonos gozo y alegría, porque el Señor es nuestra fuerza. Y aprendamos de los levitas que en el texto de Nehemías nos enseñan a gozarnos del Señor y a volver a las buenas prácticas compartiendo este gozo con otros. (Neh. 8:10-11).

Rev. Alejandro Lara Núñez

Apuntes: Claudia Guiñez